dimarts, 7 de juny del 2011

Pactos de futuro (1)

Los pactos políticos para elegir alcalde o alcaldesa y crear gobierno, cuando nadie goza de mayoría suficiente, tienen características propias que vienen marcadas por la particularidad del lugar, y por el perfil de los diferentes líderes locales. No siempre se puede exportar mecánicamente las consignas políticas nacionales para gobernar con este y no con aquel, exceptuando a los partidos extremos y a los políticos racistas.
En el pacto hay que calibrar bien qué se pacta y con quién, medir lo que se pierde y lo que se gana, lo que se cede y reclama, pero, sobre todo, la estabilidad que reporta el pacto, lo previsible que puede resultar, la sintonía entre sus líderes, lo competente de sus miembros y las puertas que puede abrir o cerrar en otras administraciones. Un pacto debe asegurar, en definitiva, estabilidad, lealtad y fidelidad institucional, además de ser oportuno y conveniente.
En Montcada se barajan diversas posibilidades. ICV-EUiA, tras perder apoyo electoral en las pasadas elecciones, se está arrimando como nunca con la esperanza de entrar, a cualquier precio, en el gobierno municipal. CiU, después de obtener sus mejores resultados en unas municipales, es presentada por muchos como un aliado sólido y valioso con el que reeditar el pacto de gobierno. Sumando, además, el aval de su experiencia en el gobierno municipal en las últimas legislaturas, y la posición estratégica que tienen los convergentes en la Generalitat de Catalunya, y la que tendrán en la Diputación de Barcelona y en el Área metropolitana de Barcelona
El PSC sólo tiene dos opciones reales: o bien aliarse con ICV-EUiA, o con CiU. Ninguna de las dos opciones resulta óptima para los socialistas, y más después de haber perdido fuerza electoral y precisar apoyos para investir a la futura alcaldesa. Pero sólo hay una decisión posible para que ganen los intereses genéricos de la ciudad. La decisión última debe responder a la pregunta cuál de las dos opciones es más capaz de sumar esfuerzos y recursos, además de experiencia, seriedad, rigor y conectividad con otras administraciones. Para mí está claro, pero no me corresponde decidirlo.
Que nadie se engañe. Hay que pactar mirando los resultados electorales, los programas y la sintonía política de sus líderes, porque los electores son los que deciden que alcalde o alcaldesa tiene la confianza de la mayoría y a quien castigan y premian en su apoyo electoral. Dentro de la normalidad, aquellos que obtienen más concejales, y los que ganan un renovado apoyo en las urnas, deben ser los primeros en ser considerados para crear gobierno. Nos guste o no nos guste, la gente es lo que espera y por lo que ha votado.