dimarts, 1 de febrer del 2011

¡O avanzamos juntos o no avanzaremos! (y 2)

En Montcada i Reixac las primarias no son novedad. Celebramos las primeras en 1998, en un contexto de crisis endémica de liderazgo socialista. Competíamos tres candidatos y pudieron votar, en urnas distintas, los militantes socialistas, los simpatizantes y la gente de la calle. Tras la votación, tuve el honor de ser elegido candidato para las municipales de 1999 por abrumadora mayoría en cada una de las tres urnas. Quiero destacar que, en aquel 19 de Junio de 1998, cuando celebramos las primeras primarias socialistas de Montcada, todo el mundo pudo participar libremente. La consulta fue un proceso abierto y transparente. Asumí la responsabilidad de renovar el partido, y de liderar, un año más tarde, después de ganar las elecciones y ya como alcalde de la ciudad, una década de profundas transformaciones en nuestra historia. El aire fresco de aquel cambio impregnó a la militancia y después a la ciudadanía, que lo refrendó en las elecciones municipales de 1999 y en todas las posteriores hasta el día de hoy.
Ahora, por segunda vez, y después de 12 años que han pasado desde aquel no tan lejano 1998, los socialistas de Montcada i Reixac nos encontramos en un contexto con ciertas similitudes al de entonces. Nos hayamos en un momento crucial. Estamos viviendo una profunda crisis de liderazgos y de proyectos. Nuestras direcciones políticas se encuentran desorientadas, descolocadas. No podemos quedarnos con los brazos cruzados, sin hacer nada, esperando, cómo decía en mi anterior reflexión, que el tsunami electoral de la derecha nos pase la mano por la cara. No puede ser.
En esta situación, y ante el desencanto de la política actual, lo que necesitamos son personas avezadas, entusiastas, convencidas y capaces de volver a generar ilusión en el partido, pero sobre todo entre la ciudadanía.
En cualquier proceso electoral, el candidato debe ser elegido con tiempo suficiente para prepararse y conocer el terreno. Si otra persona da un paso adelante para competir por ese liderazgo es cuando algunos visionan que es un problema. Incapaces de verlo como un bien democrático, lo catalogan como conflicto y traición. Con frecuencia, los aparatos de los partidos parecen optar por sus candidatos, al margen de los ideales y de los valores que supuestamente nos orientan. Sólo parece primar el cálculo y la consigna.
En política hay que trabajar desde lo que yo catalogo una plataforma multicanal. Tienes que estar abierto a todas las sensibilidades del partido y de la sociedad en su conjunto. Porque ¡Ay de aquel político que únicamente trabaje para el sector al que se dice pertenecer, estigmatizando como enemigos al resto! El que se comporte así, está condenado al fracaso más estrepitoso. Las redes internas de clientelismo, y las dosis de amiguismo que acaban generándose, deterioran y perjudican notablemente al proceso, desacreditan al que lo potencia y lo condenan a la soledad. Rodearse de una corte palaciega besamanos es el prólogo de una corta carrera. ¡Cuantas cabezas no han rodado a lo largo de la historia por esa miopía política!
En Montcada, hace poco, estrenamos alcaldesa. Cogió el relevo y en las urnas lo debe refrendar. Ahora, más que nunca, es necesario acentuar la credibilidad, el contacto con la gente y sobre todo la solidez de nuestra posible candidata (que está pendiente de ratificación de una próxima asamblea). Toca hacer una política de proximidad, debemos acercarnos a la gente en estos tiempos de desafección política, y apreciar in situ la singularidad de cada barrio. Debemos conseguir la implicación ciudadana. Los candidatos a alcaldes no se improvisan. Se forjan con el trabajo continuo, con la dedicación, el convencimiento y las energías al servicio de la colectividad.
Sabemos que los ciudadanos no dedican mucho tiempo a la política. A la ciudadanía le gusta debatir y opinar sobre certezas, sobre proyectos creíbles y sólidos. Y ahora, es urgente definirlos, saber hacia dónde vamos, qué proyecto de ciudad ofrecemos, cómo y con quién lo vamos a realizar.
Son momentos convulsos los que nos ha tocado vivir, y necesitamos un fuerte liderazgo basado en personas implicadas, con criterio, con ideas, con valores. Necesitamos políticos de raza, no gestores de presupuestos y de consignas, o que agachen la cabeza sumisamente ante los dictados del mercado. Personas que se enfrenten a los retos de nuestra ciudad con coraje y convencimiento. Dando siempre la cara. En definitiva, alguien que marque el camino a seguir. Barack Obama, no hace mucho, lo determinó con claridad meridiana. No es un tema de personalismos, sino de proyectos compartidos, de ambición de mejorar y de energía para conseguirlo. Y en esta situación, en el discurso del estado de la unión concluyó diciendo que ¡o avanzamos juntos o no avanzaremos! Los socialistas de Montcada estamos en el mismo brete. No olvidemos nunca que el éxito o el fracaso es siempre el resultado de nuestras acciones.