
Con la perspectiva de los años y de mi propia experiencia política, a estas alturas, no me fío del diseño de ciudad de la derecha, de sus políticas, ni de inventos insustanciales de otros partidos minoritarios o inmaduros como ERC, Ciutadans o artilugios como el de Laporta o Plataforma PxC. Tampoco me da garantías el modelo actual de ciudad de los actuales dirigentes de ICV-EUiA en Montcada. A su actual líder no sólo le falta talla y visión política, además de liderazgo interno, debido a la soledad política en la que se haya, sino que de lejos se ve que reproduce el rancio populismo de los señoritos comunistas, aquellos que ni se implican, ni dan alternativas y, al contrario de sus predecesores, no bajan al ruedo político para no ensuciarse los zapatos. Sus formas, y estilo, no sólo lo desacreditan a él, sino, que erosiona la credibilidad de su propio partido. Con el PP pasa algo parecido. Sabedores de sus limitaciones electorales, les trae sin cuidado la ciudad. La utilizan como plataforma para proyectar su propaganda y, si pueden, a sus dirigentes. Nada más. Aplican la demagogia del todo vale, de la barra libre en política, con el objetivo de hacer el mayor ruido posible para hacerse ver. Con ERC, más de lo mismo. El continuo tono histriónico de su líder y de sus formas, más en la línea de la arenga mitinera que del debate político, la alejan una y otra vez del electorado y del gobierno municipal. Unos y otros basan su política en enchufar el megáfono y vender humo y crecepelo, nada más. Se conforman con aprovechar los Plenos municipales para agriar los debates, sin aportar nada creíble o realizable que mejore nuestra ciudad. Mención particular merece CiU. Con su aguda visión política, de ciudad y de país, y a pesar de ser minoritaria en Montcada, es la fuerza política que mejor ha sabido jugar sus cartas. Y lo ha hecho con valentía, asumiendo riesgos y responsabilidades en el gobierno municipal. Sus réditos políticos han sido notables.
Ahora nos encontramos en un contexto complejo. Se ha acabado la década con un 2010 que, particularmente, ha sido un annus horribilis, con una situación económica muy difícil, dudas en el relevo del gobierno municipal, incógnitas sobre los nuevos liderazgos y unos resultados electorales en las elecciones del 28-N que muchos ven como premonitorios para las municipales. Pero, aún así, sigo diciendo que debemos continuar confiando en nuestras posibilidades, en nuestro proyecto. Queda mucho por hacer, las grandes líneas están marcadas y las ideas definidas, y debemos construir desde los valores de la socialdemocracia, de la justicia social y de los principios de la izquierda moderna.
Continúo creyendo en Montcada i Reixac y en la apuesta socialista por una ciudad humana, abierta, moderna y vertebrada, con servicios y calidad de vida. No podemos dejar de trabajar, de ilusionarnos y de continuar liderando el gran cambio que ha vivido nuestra ciudad desde hace diez años. En la actual década debe continuar el Renacimiento particular de Montcada. No puede ser menos. Depende de nosotros. Está en nuestras manos.