dilluns, 13 de desembre del 2010

Nuevas ideas

En estos días no para de hablarse sobre la necesaria renovación del PSC y los cambios que deben sucederse para tal objetivo. Se oye y lee de todo. Opiniones bravuconas, otras simplistas, también malintencionadas, y algunas interesantes, pero ninguna desechable. Aquí quiero dar la mía.
La idea central que deseo destacar es que la renovación del PSC no pasa por el reajuste o no del grado de catalanidad de nuestro partido, o de la oportunidad o no de estos o aquellos nombres que deben marcar el rumbo a seguir. Tampoco sobre las prisas o no prisas de renovar el partido antes de las elecciones de mayo del próximo año. Aún siendo importante, es más trascendental que todo esto. No es una cuestión de líderes o sensibilidades, sino de IDEAS con mayúsculas y de reorientación.
Yo creo que en los últimos treinta años hemos pasado de gestionar y promover ideas, como hicimos/hicieron con acierto las viejas generaciones, a gestionar recursos materiales, y administrar presupuestos. Y hemos visto que esto no es suficiente para resolver problemas.
En los últimos tiempos, al PSC la ha faltado más contundencia a la hora de posicionarse claramente en muchos temas de la agenda política. Como un gran partido que somos, siempre hemos tenido algo de miedo. Miedo de incomodar a este o a aquel, de alejarnos de un electorado u otro, de contrariar a los de aquí y a los de allá. Hemos estado, y continuamos estando, condicionados por infinidad de variables que, en cierta manera, nos han inmovilizado. Ya sea por nuestra consanguinidad con el PSOE, por el tactismo político electoral del momento, o por el posibilismo de ser un partido centrado, serio y con aspiraciones de gobierno. Hemos nadado en muchas aguas y mantenido muchos equilibrios, y lo hemos hecho con la responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias en momentos de crisis económicas. Pero al final, queriendo contentar a todo el mundo, no contentamos a casi nadie. En el 28-N tropezamos y caímos. Mucha gente nos ha abandonado. Nos sentidos solos e incomprendidos por los sacrificios que hemos realizado y por la ingente labor de gobierno que hemos llevado a cabo y que ahora nadie parece recordar.
No nos engañemos, el PSC, tal y como lo tenemos en estos momentos, es un partido convencional, incluso tradicional para muchos, y, por lo tanto, poco atractivo no sólo para las nuevas generaciones, sino para las medianas y las veteranas que ya no nos ven como aquel partido fresco y cercano, ambicioso y valiente.
La socialdemocracia del PSC se aceptó bien en un contexto que en la Catalunya del XXI ya no existe: clases obreras desposeídas, marginadas, sin propiedades y relativamente ideologizadas. Ahora esto ya no existe con el mismo formato. Ahora tenemos problemas diferentes y expectativas distintas de nuestra sociedad. El más urgente: un 20% de parados que ven pasar cada día sin que la izquierda sepa qué hacer para ayudarles, o lo que es peor, acepte sin cuestionar las recetas neoliberales de más mercado y menos sociedad.
Debemos repensar con renovada ambición las IDEAS que deben caracterizarnos en el futuro. Tenemos camino por recorrer y sólo sabremos recorrerlo si sabemos reinventarnos. Debemos apostar por una política de trasformación más que de gestión del capitalismo. Ser humildemente ambiciosos, perder el miedo, reivindicarnos y renovarnos, y hacerlo con rigor, con participación de todo el partido.
Como decía Willy Brandt, de una derrota emerge un nuevo inicio. Que, sólo sin fracturas, nos permitirá levantarnos antes, avanzar más y mejor, y hacerlo juntos.