divendres, 3 de desembre del 2010

El piloto automático ya no funciona (1)

Por lo que he podido comprobar, mi último artículo, El cambio ha empezado, ha provocado un cierto debate público. Al margen de los comentarios puntuales que he mantenido con muchos internautas, me gustaría hacer una reflexión abierta y complementaria a las ideas que apunto en él. Vaya por delante que mi objetivo no es pontificar, ni ser ideólogo del cambio que se avecina, sino un modesto opinador de lo que observo. Aunque estoy en un segundo plano de la política, el resultado de las elecciones del pasado domingo me ha inquietado profundamente. Algunas ideas me gustaría manifestar y compartir públicamente
Yo creo que lo primero que hay que hacer es mirar con detenimiento lo que los entendidos llaman la cartografía electoral. Es decir, los resultados electorales que los distintos partidos obtienen. Y hacerlo no a nivel general, como hace la prensa, sino analizarlos de forma desagregada, por barrios, colegios electorales o distritos. Por poner un ejemplo cercano, en Montcada i Reixac la única vez que ganó CiU en la gran mayoría de barrios de la ciudad −a parte del pasado 28-N− fue en 1995, y lo hizo a lomos del carismático Pujol, que venía gobernando Catalunya desde 1980. Nunca hasta entonces en Montcada había ganado CiU y menos como lo hizo el domingo pasado, estando en la oposición en el Parlament de Catalunya. Hay que tomar nota de ello. Aún así, estamos de acuerdo que los procesos electorales no son comparables, y que no es riguroso meter en el mismo saco elecciones locales, autonómicas o generales, pero, de igual forma, también sería ingenuo pensar que, tras los resultados del pasado domingo, y de cara a las elecciones del próximo año, todo seguirá igual, que no pasa nada. Que la gente, en las municipales del mes de mayo, votará, más o menos, como viene haciéndolo y que el piloto automático funcionará mecánicamente. Es decir, que los electores seguirán siendo fieles a las siglas de los partidos que han venido votando, hagamos lo que hagamos y pongamos a quien pongamos de candidato. Creo que, en política, el piloto automático, definitivamente, ya no actúa. Ahora solo funciona el piloto manual, y más cuando hay turbulencias. O lo que es lo mismo, aquel que sólo sigue las instrucciones de la torre de control y no hace nada por sí mismo, puede acabar muy mal, y arrastrar no sólo a él, a la tripulación y a los pasajeros, sino además la credibilidad de la organización que representa. Ahora, más que nunca, es necesaria la iniciativa política, el liderazgo y una visión a medio y largo plazo. O lo que es lo mismo, movilizar ilusiones, contribuir a solventar problemas, trasmitir esperanzas, y ponerse en el mismo plano humano de la gente de la calle.