dimecres, 8 de setembre del 2010

28-N y 68-E

Hace escasos días Laia Bonet, secretaria de presidencia de la Generalitat, y previsible número dos de las listas del PSC al Parlament de Catalunya, decía que las próximas elecciones son una encrucijada entre Estatut o la vía muerta de Mas, entre senyera o estelada, federalismo o independencia, unidad o división; entre rigor o frivolidad. Entre Montilla y Mas. Subscribo totalmente estas palabras. No hay duda de que las próximas elecciones son trascendentales. A los socialistas nos ha tocado gobernar un contexto de profunda crisis, con un aumento insostenible del paro –la gente parada sufre y cuando son muchos, y la expectativas de encontrar escasas, todo se resiente–, hemos tenido que gestionar grandes cambios sociales, y todo ello en un marco de descrédito de la política. Además, el PP, desde el primer momento, ha venido laminado principios de convivencia básica y CiU no pareció aceptar sus dos derrotas y la legitimidad de un gobierno a tres. Hemos gobernando a contracorriente y, en muchos aspectos, a pesar de todo, hemos hecho tanto o más en 7 años de gobierno que en 23 años de CiU. Y no lo digo yo, sino los datos y las cifras.
Todo esto hay que explicarlo, y explicarlo bien. Cada uno de nosotros, y todos los que se consideran progresistas y socialdemócratas, debemos trasmitir esto a los círculos cercarnos y menos cercanos, a la gente de la calle, en las redes y foros sociales, en definitiva, hacerlo público, con activismo crítico y creativo, libre y abierto, que combata las mentiras de la derecha. Son las elecciones más trascendentales y políticas de las últimas décadas. Hay que activar y animar a que todo el mundo se active en una predisposición positiva al voto –sea cual sea–, que manifieste sus preferencias en las urnas, que nadie se quede en casa. Lo que hay en juego es mucho.
Mas se juega las elecciones a una sola carta, hará todo lo que esté en sus manos y recurrirá a todo tipo de armas. Sabe que o, es el próximo presidente de la Generalitat, o se retira de la política. Se juega mucho después de dos derrotas consecutivas.
CiU ha aprendido una cosa muy importante en estos últimos años, y que los socialistas debemos retener, y es no fiarse de las encuestas. Y sino miren las hemerotecas en las elecciones de 2003 y en las de 2006. Les daban como ganadores y de nada le sirvieron esas predicciones. El PSC deba aprender a fiarse sólo de nuestras posibilidades. El 28-N determinará quien tendrá los 68-E, sesenta y ocho escaños necesarios para elegir president.
La carga simbólica del encuentro Barça-Madrid, que se jugará el mismo fin de semana de las elecciones, algunos dicen que puede ayudar indirectamente a la movilización del electorado y combatir el absentismo del desencanto político. No lo tengo tan claro. Movilizar el electorado pasa por activar el propio partido, las agrupaciones locales, militantes y simpatizantes. Pasa por barrer calles, plazas y avenidas, en un puerta a puerta, presentando nuestra acción de gobierno y pidiendo el voto con ilusión, humildad y convencimiento, con la cara bien alta.
Hace muy poco un amigo mío me confesó una cosa muy curiosa. Me decía que, salvado las distancias, había encontrado una cierta similitud entre Iniesta, el jugador del Barça, y Montilla, el president de la Generalitat. Yo sorprendido por esta comparación le pregunté qué le hacia pensar eso y me dijo que la parecía que tanto Montilla como Iniesta eran personas reservadas y tímidas, pero daban mucho juego y construían equipo con personas de procedencia distinta. Además de que eran poco locuaces, hablaban un catalán limitado, y que le parecía que les gustaba poco las cámaras, quizá por el origen humilde y lejano de su procedencia. Pero lo que más me sorprendió fue cuando me dijo: sino fíjate cómo juega uno y otro, en muy poco espacio y rodeados de adversarios que le acosan por la derecha y por la izquierda por arriba y por abajo, y siempre encuentran una brecha donde abrir juego, y los dos son bajitos y, por encima de todo, buenas personas. La comparación quizá sea un poco atípica, pero me pareció simpática y así he querido reflejarlo.
Sea como sea, y al margen de esta anécdota, estas son las elecciones más decisivas de los últimos treinta años y todo el mundo tiene el derecho de saberlo y de poder participar activamente. Hay que procurar un rearme en las propias filas, llamar a rebato con ánimo constructivo, explicar la obra de gobierno y nuestro proyecto de futuro, y a ello debe contribuir todo el equipo, de todas las secciones, de todo el territorio. Como dice el dicho popular, entre bueyes no hay cornadas, y si las hay es que no son bueyes. La historia no está escrita. Nada es fácil, nada imposible.