dimarts, 23 de febrer del 2010

Iluminado














Hace unos días me llegó por el facebook unos comentarios no positivos de unos amigos sobre un artículo que Eduard Punset ha editado recientemente. Me comentaron lo desacertado de la opinión del director de Redes. Decidí leerlo y coincido con ellos que sus palabras, cuando menos, son sorprendentes. El artículo lo tituló Los políticos no velan por la mayoría. Evito hacer referencias directas sobre el mismo, pero viene a decir que a los que nos dedicamos al servicio público, seamos cargos electos o no, nos interesa bien poco sin son más los que están satisfechos con lo que hacemos que los que no. Y que en último extremo estamos embutidos de un servilismo ciego y egoísta a nuestros únicos intereses. Afirmando directamente que toda la regulación que genera una administración –poniendo el ejemplo de los límites de velocidad en los accesos a las grandes ciudades– se hace de forma insensata, porque, en el fondo, a la mayoría le gustaría ir más rápido. Dice que los políticos cuando gobiernan –si es que lo hacen, insinúa– lo que persiguen es atizar el odio de los demás, para generar enfrentamientos y divisiones, que nos desentendemos de los problemas de la gente y que, en suma, somos una panda de insensatos y de aprovechados que sólo miramos por nosotros mismos. En el fondo, viene a decir, sin decirlo, prescindibles. La verdad es que uno no da crédito de las cosas que acaba leyendo. Es este un populismo rancio que ahonda sus raíces en la desconfianza interesada de la democracia representativa, que tacha de oligarcas a la clase política y que huele a aristócrata. Berlusconis, Chavezs, Castros y otros que evito citar lo practican o lo practicaros hace ya muchas décadas
Cuando leo todo esto me da pena. Punset, a estas alturas pontifica desde un supuesto trono que le ha dado su faceta de divulgador científico y de político experimentado que ha militado en multitud de partidos, y que ha tenido cargos públicos de todo tipo. Sólo unos pocos datos. Eduard Punset militó de joven en el partido comunista, durante el franquismo, después con la democracia fue un líder destacado de Centristes de Catalunya-UCD, parlamentario y ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas. Mas tarde dejó la UCD y se presentó por las listas de CiU en las elecciones generales de 1982, y después de dejar el escaño entró en el Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez por el que fue europarlamentario en dos legislaturas, hasta 1994. Intentando conseguir una nueva acta de europarlamentario en las europeas de 1994 presentándose con un partido denominado Foro, con el que obtuvo un estrepitoso fracaso. Y yo me pregunto, ¿cómo es posible que alguien que, durante tantísimos años ha estado viviendo de la política, día si y día también, haya tardado tanto tiempo en darse cuenta que es una pérdida de tiempo?
Ahora en su faceta de divulgador científico, de escritor de best sellers, y de supuesto "gurú de la felicidad", ha ganado una gran audiencia y aprovecha su púlpito mediático para criticar –sobre todo y esto es lo que hay que destacar– a la izquierda, que son los que recurren a la regulación para corregir desequilibrios y la defensa del interés general. Punset es un liberal de nacimiento, de buena cuna y de aspiraciones aristocráticas. Leer lo que dice me entristece, porque él tuvo una larga carrera política. Ahora, desde su retiro jubiloso y acomodado se acuerda que lo que hizo durante tanto años no tuvo sentido. O ha visto la luz, o tiene poca memoria!
La historia hay que contarla toda entera, hay que desvelar a los personajes, y los contextos, leer las biografías y ser honesto y consecuente con lo que uno hace y opina. Si no esto se convierte en un circo mediático, donde el que más fama tiene, más barbaridades dice desde un oráculo hecho a su medida.