Hace poco coincidí en un acto de ciudad con mayores de Montcaca i Reixac. Como siempre, son encuentros muy agradables. Los mayores son, de lejos, los más directos a la hora de mostrar sus quejas o desacuerdos, pero también los más agradecidos cuando se hacen bien las cosas. Siempre son claros.
He de reconocer que siempre que coincido con jubilados y pensionistas me asalta un sentimiento de eterna gratitud hacia ellos. Detrás de sus caras veo personas que han trabajado duro –y durante muchos años–, para sacar adelante a sus familias, sus proyectos de vida, sus anhelos e ilusiones. Desde aquí, nuevamente, quiero hacer un llamamiento a la necesitad de revitalizar la figura de los mayores en nuestro imaginario colectivo. Son auténticos héroes anónimos. Siempre que coincido con ellos, manifiesto nuestro compromiso por intentar ayudar en lo que podemos. Nuestra sociedad tiene un compromiso permanente con todos ellos. Configuran una generación que sentaron los pilares de nuestra sociedad, cuando esos pilares se construían con pico y pala, y de sol a sol.
El dinamismo del colectivo de la gente mayor cada vez más se aleja de aquel arquetipo arcaico y pasivo de personas que después de jubilarse sólo se dedicaban a tomar el sol en la plaza del pueblo y a ver pasar las horas. Ahora nuestros mayores gozan de una esperanza de vida alta, de más salud y, comparativamente, con más recursos que hace una generación. Todavía queda mucho por recorrer para igualarnos a otros países de nuestro entorno, pero vamos en la línea de equipararnos.
Desde el Ayuntamiento intentamos dar el máximo apoyo a las diferentes actividades vinculadas con nuestros mayores. Soy consciente de las diferentes iniciativas que los dos casals de la ciudad organizan para este gran colectivo: cursos, bailes, talleres, actividades físicas e intelectuales…
El próximo 12 de diciembre organizaremos la festa de la gent gran en el Pavelló Miquel Poblet y será el punto de salida de una semana de actividades vinculadas a nuestros mayores. Intentamos hacer todo lo que está a nuestro alcance para manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento a su labor. En estos tiempos de crisis quizá no podamos llegar a donde nos gustaría, pero nuestro reconocimiento y respeto hacia ellos siempre será eterno.
He de reconocer que siempre que coincido con jubilados y pensionistas me asalta un sentimiento de eterna gratitud hacia ellos. Detrás de sus caras veo personas que han trabajado duro –y durante muchos años–, para sacar adelante a sus familias, sus proyectos de vida, sus anhelos e ilusiones. Desde aquí, nuevamente, quiero hacer un llamamiento a la necesitad de revitalizar la figura de los mayores en nuestro imaginario colectivo. Son auténticos héroes anónimos. Siempre que coincido con ellos, manifiesto nuestro compromiso por intentar ayudar en lo que podemos. Nuestra sociedad tiene un compromiso permanente con todos ellos. Configuran una generación que sentaron los pilares de nuestra sociedad, cuando esos pilares se construían con pico y pala, y de sol a sol.
El dinamismo del colectivo de la gente mayor cada vez más se aleja de aquel arquetipo arcaico y pasivo de personas que después de jubilarse sólo se dedicaban a tomar el sol en la plaza del pueblo y a ver pasar las horas. Ahora nuestros mayores gozan de una esperanza de vida alta, de más salud y, comparativamente, con más recursos que hace una generación. Todavía queda mucho por recorrer para igualarnos a otros países de nuestro entorno, pero vamos en la línea de equipararnos.
Desde el Ayuntamiento intentamos dar el máximo apoyo a las diferentes actividades vinculadas con nuestros mayores. Soy consciente de las diferentes iniciativas que los dos casals de la ciudad organizan para este gran colectivo: cursos, bailes, talleres, actividades físicas e intelectuales…
El próximo 12 de diciembre organizaremos la festa de la gent gran en el Pavelló Miquel Poblet y será el punto de salida de una semana de actividades vinculadas a nuestros mayores. Intentamos hacer todo lo que está a nuestro alcance para manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento a su labor. En estos tiempos de crisis quizá no podamos llegar a donde nos gustaría, pero nuestro reconocimiento y respeto hacia ellos siempre será eterno.