divendres, 10 de juliol del 2009

Montcada i Reixac y la cooperación internacional




El mundo cada vez es más pequeño. La globalización nos afecta y nos interesa a todos y las relaciones en red es sin duda una de las características de nuestra era. En este contexto, competimos y cooperamos. Competimos, porque el posicionamiento de los activos que cada elemento ofrece, sea éste una persona, ciudad, Estado, o empresa, compite con otros iguales por unos recursos limitados. Pero también cooperamos, porque la especie humana es, sobre todo, cooperadora. Sabemos que cooperando sumamos más. Lo ajeno no nos deja indiferente. Nos afectan las desgracias de los otros, las dificultades ajenas y nos desespera cuando afligen a los más vulnerables. El éxito de nuestras sociedades, nuestro éxito como especie, se debe a la cooperación, a la creación de redes sociales de apoyo mutuo, donde se aprende y se comparte.
En política, aunque no siempre lo parezca, muchos cooperamos, y no lo hacemos pensando en los votos, sino en los valores. Cuestión que, por cierto, siempre nos critica la derecha. Porque, para ellos, las desigualdades son normales, y obedecen a una selección natural imposible de evitar e inútil de reparar. Los socialistas y las socialistas no creemos que sea así, y la cooperación internacional tiene en nuestro ideario un peso muy destacado.
Los municipios, y ciudades, así como los Estados y las Organizaciones internacionales tienen una gran responsabilidad en extender la cooperación internacional. Montcada i Reixac lo ha entendido desde hace tiempo. A partir de 1999, cuando asumimos la Alcaldia quisimos que la cooperación fuese un asunto muy destacable, y lo vinculamos orgánicamente al área de Presidencia. En nuestra ciudad nos hemos movilizado ante desastre naturales de todo tipo y delante de la tragedia de desplazados por motivos diversos. Hemos recaudado fondos a nivel ciudadano y hemos agregado aportaciones municipales para intervenir con nuestra pequeña ayuda allá donde más se necesitaba. También hemos llevado a cabo una intensa política de hermanamiento con ciudades Centroamericanas, particularmente en El Salvador, con las ciudades de Nahulingo o La Paz Centro en Nicaragua, donde recuperamos un viejo acuerdo de hermanamiento para insuflarle nueva vida. Nuestros objetivos han sido establecer redes de relaciones entre entidades locales, llevar a cabo acciones concretas de solidaridad, participativas y directas, y el intercambio de experiencias, todo ello dejando al lado el carácter simbólico o protocolario que, con demasiada frecuencia, es en lo que se convierten este tipo de iniciativas. Cada año cooperantes de Tazumal, que es una entidad de Montcada vinculada a la cooperación internacional, van a Nahulingo y a otras zonas del país. También han viajado recientemente a El Salvador maestras del CEIP Turó con la misión de compartir recursos educativos, ayudar a crear Asociaciones de Padres en las diferentes comunidades y fortalecer los intercambios entre escuelas. Y es el Ayuntamiento quien coordina todas las acciones.
La política de cooperación municipal que estamos llevando a cabo desde Montcada i Reixac se aleja de los grandes proyectos que concentran todos los recursos en un único punto. Siempre hemos preferido actuar en una doble línea: por una lado intervenir a través del hermanamiento con ciudades que precisan ayuda, dinamizando proyectos plurales y flexibles, a la vez que activar desde el Fondo Catalán de Cooperación aquellas propuestas de intervención de mayor calado, pero también hemos estimulado al movimiento asociativo de la ciudad, y a los centros educativos, para que fomenten el intercambio y la cooperación con otras ciudades del mundo.
La experiencia de los últimos años nos ha enseñado la importancia de los hermanamientos, de la reciprocidad en los intercambios de la contraparte y del seguimiento y tutela de la cooperación. También sabemos que el buen camino pasa por el intercambio de cooperantes, y por estimular y tupir redes humanas de relaciones, de intercambio de experiencias. Lo importante es que la cooperación se haga a nivel local, a nivel de pueblo y por ello la administración local es la más idónea para ese tipo de apoyo. En Montcada i Reixac un viejo acuerdo de cooperación con Cuba del anterior gobierno municipal no funcionó nunca, como tampoco funcionó con el gobierno de Managua, en Nicaragua. Desde Montcada i Reixac siempre hemos tenido claro nuestro compromiso por una cooperación internacional efectiva, no de escaparate.
Me gustaría que esta reflexión personal sobre la cooperación internacional sea a la vez un llamamiento a otros municipios parecidos a Montcada i Reixac para que se comprometan en estas políticas de solidaridad y cooperación. Hay infinidad de necesidades que cubrir, ayudas que ofrecer, e intercambios que establecer con muchos pueblos necesitados del sur.
Como decía el recientemente desaparecido Vicenç Ferrer, si quieres ser pobre atesora lo que poseas, pero si quieres ser rico da lo que tienes. Desde Montcada i Reixac queremos contribuir a un mundo más justo y equilibrado con nuestro modesto grano de arena en el mundo de la cooperación. Son muchos los que lo necesitan y más los que lo esperan.