
Montcada i Reixac tiene unas características peculiares por el hecho de estar cerca de la gran urbe barcelonesa y de situarse en un cruce de caminos. Ha tenido que soportar históricas servitudes de paso, de tránsito. Desde hace años, ahora como alcalde y antes como regidor, siempre he tenido una fijación cuando miraba el mapa de nuestra ciudad: contribuir a compactarla y compartirla, humanizarla, adaptarla a las necesidades de los vecinos y vecinas, acercar barrios, conectarla y dotarla de equipamientos y servicios, en suma, dignificarla.
Modestamente, creo que vamos en la línea correcta. Ahora no es el momento de enumerar todas las intervenciones públicas que hemos llevado a cabo, las que estamos realizando, o las que haremos en el futuro, pero una cosa resulta evidente cuando observamos la evolución de este municipio desde los últimos años: entre todos y todas lo estamos (re)construyendo. Me gusta utilizar esta expresión porque es obligación de todos nosotros inventar y reinventar el municipio, crear ciudad, adaptarla a los nuevos tiempos y a las nuevas demandas, en suma modernizarla.
Inaugurar el tramo soterrado de la C-17 es un paso adelante en todo este trabajo de suturar heridas urbanas abiertas por el paso de grandes carreteras y líneas de tren. El siguiente asalto está en marcha: el soterramiento de la línea de RENFE de Francia. Pero todavía quedan más: el desdoblamiento de la línea de RENFE de Vic-Puigcerdà, y la reducción a la mínima expresión de su impacto en el tránsito por la ciudad. Sé que queda mucho por hacer, pero estoy absolutamente convencido de que vamos en la buena dirección.
Quiero agradecer a todos los vecinos y vecinas de la ciudad la infinita paciencia y esfuerzo que han tenido que soportar por la magnitud de esta obra. El esfuerzo ha valido la pena.. seguimos trabajando.