dimarts, 5 de maig del 2009

Revolución de terciopelo

Una de las funciones de los medios de comunicación es decidir lo que es noticia y lo que no. Comunicar lo que, supuestamente, es excepcional. Es decir, lo de que el hombre muerde al perro y no al revés. Pasa en sucesos relacionados con el deporte, la cocina, el arte… y, como no, en política. En el caso de Euzkadi, esta práctica de determinar lo que es noticia y lo que no cobra una especial relevancia. No es del todo noticia que se sucedan elecciones democráticas sin indecentes, no es noticia que la gente viva razonablemente tranquila, que más del 80% de los vascos y vascas están contra ETA, ni que la alternancia política sea moneda de cambio en cualquier lugar del mundo con tradición democrática, en cambio, sí que parece ser noticia que el lehendakari se llame López. Muchos de los que se autodenominan guardianes de la patria basca imploran al cielo por la maldición de tener un jefe de gobierno diferente a lo acostumbrado.
Yo creo que podíamos encontrar un cierto paralelismo entre el nuevo lehendakari, Patxi López, y los recientes hechos de Andoain, con el nuevo alcalde socialista Estanis Amutxastegi. Para aquellos que no se acuerden, Andoain ha concentrado algunos de los episodios más contundentes de la reciente historia del País Vasco. Los años ochenta y noventa fueron años de mucha tensión en este pueblo guipuzcoano, con amenazas cruzadas hacia el anterior alcalde, atentados continuados contra el actual y contra diferentes concejales desde el fúnebre Batallón Vasco Francés, hasta las amenazas de muerte de ETA hacia concejales socialistas. Episodios de triste recuerdo que, por fortuna, parece que van dando paso a un nuevo escenario. Algo parecido a lo que está pasando y pasará con más intensidad con el nuevo lehendakari. La cronología de los hechos, seguramente, será la siguiente. Lo primero que sucederá, incluso ante de sus 100 días de gracia, será mirar con lupa todo lo que hace y deja de hacer, con críticas que irán desde su falta de visión política, a la falta de experiencia, los renuncios políticos, o el estar en falso con el Partido Popular. Más adelante, se presentarán toda una serie de agravios comparativos, desde la mala gestión, a la descoordinación entre los diferentes departamentos, para, al final llegar a pedir, políticamente, su cabeza. En Catalunya sabemos de qué va todo eso. 23 años de dominio de CiU dieron paso en 2003 a un gobierno alternativo que renovó una nueva confianza del Parlamento en la cámara catalana en 2006 con José Montilla, un advenedizo que a duras penas hablaba bien catalán. Y no ha pasado nada más de lo que tenía que pasar. No se han derramado las esencias de nada, ni se han rasgado las vestiduras de nadie, ni Dios ha enviado una serie de desgracias sobre la tierra de los catalanes. En el País Vasco también pasará lo mismo, pero agrandado por el prisma de los medios de comunicación.
Yo de lo que estoy seguro es que Patxi López, encabezará y liderará una revolución de terciopelo en las estructuras políticas del País Vasco, liderando una actitud ética integradora, apostando por el diálogo y planteando un fin pactado de la violencia, porque Euzkadi somos todos y vascos somos todos. El nuevo lehendakari contribuirá a mejorar la concordia, a resolver conflictos larvados, como los que se arrastran con ETB o los referentes al sistema educativo, por citar algunos. Mientras tanto, los guardianes de las esencias vascas harán la prueba del algodón en todo, lo que hace y no hace, y se arrogarán el pontificado de decir lo que está bien y lo que no. Desafortunadamente, será así. Hasta que ese tipo de discurso estéril se consuma en sí mismo. Todas las transiciones son así, si no al tiempo.
Aupa Patxi eta gora Euzkadi .