dimarts, 21 d’abril del 2009

Acto de recuperación de la memoria histórica en Montcada i Reixac

El pasado 18 de abril los socialistas y las socialistas de Montcada i Reixac celebramos un homenaje muy emotivo a todos los viejos luchadores por las libertades. En el marco de una serie de actos relacionados con la memoria histórica, la agrupación socialista de la ciudad presentó un documental protagonizado por ochos afiliados socialistas que durante la Guerra Civil eran niños. Evito referir las muestras de emoción de todos ellos, sus familiares. Fue muy entrañable la presencia en el acto de Luís García, el hijo pequeño de Ulpiano García, fundador de la agrupación socialista de Montcada y concejal del Ayuntamiento durante la Segunda República. Toda su familia se vio obligada a exiliarse a principios de 1939 a Francia huyendo de la represión franquista y de la condena a muerte sobre Ulpiano.
Los acontecimientos que ocurrieron en España a partir de 1931 han provocado un gran interés en los estudiosos e historiadores de todo el mundo, pero aún así no ha logrado penetrar en la conciencia de muchos ciudadanos. Hablar de la memoria histórica no es solo hablar de la Ley de la Memoria del 2007, es hablar del reconocimiento social de las personas que durante muchos años permanecieron olvidadas de nuestra historia más reciente. Me refiero a todos aquellos que sufrieron persecución, cárcel o exilio y aquellos que perecieron en manos del fascismo. Todos ellos merecen nuestro más emotivo reconocimiento. Gracias a ellos, y otros luchadores por los valores democráticos, por el estado de derecho, somos lo que somos hoy en día: sociedades democráticas, plurales, abiertas, respetuosas y vertebradas. Creo que el acto contribuyó a dignificar la memoria de los presentes, pero también de los ausentes; de familiares que desaparecieron, de familias que sufrieron la marginación y el aislamiento, de huérfanos y huérfanas que todavía visualizan aquellos difusos recuerdos.
La memoria histórica no va contra nadie, sino a favor de la historia. No persigue abrir heridas ni estigmatizar los errores de unos y otros, sino reconocer la contribución que cada uno hizo por una sociedad mejor. El tiempo es implacable y pone a todo el mundo en su sitio.
Como sabemos, el 14 de abril es una fecha memorable de nuestra II República. Lamentablemente, España, en los años que siguieron a la proclamación de la II República, no había nunca sangrado tanto. Aquellos años fueron convulsos. El contexto nacional e internacional contribuyó poco o nada en la lucha por la consolidación de un verdadero estado de derecho. Los dolorosos años que acompañaron el advenimiento de la Segunda República y su difícil desarrollo, el golpe de Estado contra ella, la guerra civil que le siguió y la larga y oscura posguerra que acabó cuarenta años más tarde con la muerte del dictador, forman parte de esta memoria que hay que recuperar. Esta memoria forma parte de nuestro presente, y su conocimiento es fundamental para saber quienes somos y de donde procedemos. Todos, y particularmente las nuevas generaciones, deben conocer esta realidad histórica. Y lo debemos hacer sin acritud, sin odio, sin resentimiento, pero con dignidad y reconocimiento. Todos y todas debemos tener una infinita capacidad de perdón. Perdón que no supone olvido sino que contribuye a liberarnos de las raíces del odio: el veneno más tóxico.
Muchos de aquellos luchadores por las libertades que ya no se encuentran entre nosotros, estén donde estén, se sentirán confortados al observar nuestro sistema democrático y el sistema de derechos y garantías. La contribución de todos ellos fue clave. La agrupación socialista de Montcada i Reixac viene contribuyendo desde hace años a la recuperación de la memoria histórica. En 2002 se publicó Libertad, igualdad y compromiso, 1932-2002. 70 años de historia del Partido Socialista en Montcada i Reixac. Un excelente libro que recoge infinidad de pasajes políticos de nuestra historia local reciente
En estos actos de reconocimiento, de lo que se trata es que colectivamente visualicemos que nuestra historia reciente ha intentado dejar en el ostracismo miles de personas que lucharon por una sociedad mejor. Estos gestos de reparación simbólica y reconocimiento me parecen justos y necesarios. Desde aquí quiero transmitir mi más sentido aprecio y mi apoyo a familiares y represaliados de la barbarie y del sinsentido de modelos anacrónicos, a todos aquellos que contribuyeron con su lucha a la conquista de un mundo mejor.