Para la tradición cristiana la Semana Santa es, junto con la Navidad, uno de los momentos de mayor intensidad popular religiosa. Es la conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
En Montcada i Reixac como en tantos otros municipios del mundo, la Semana Santa empieza con el Domingo de Ramos. Una liturgia de gran tradición ciudadana donde los niños y las niñas acuden a la iglesia, la parroquia o la ermita a bendecir las palmas y palmones. ¿Quién de nosotros no tiene una fotografía en el armario de su memoria, donde aparece con hermanos, primos y amigos luciendo las mejores ropas con el palmón o la palma en ristre? La Semana Santa nos evoca recuerdos del pasado y nos transporta a nuestra infancia y a valores de la tradición cristiana. En el barrio de Can Sant Joan, durante la Semana Santa, tenemos una tradición popular muy arraigada, la procesión de la Cofradía Virgen de los Dolores. Cada año se celebra el Viernes de Dolores, con la tradicional misa y recorrido por el barrio. Hay que destacar que el Centro Aguileño de Montcada rinde tributo a la patrona de Águilas, ciudad hermanada con Montcada i Reixac, y que con este venera a la Virgen, llevada por 12 mujeres costaleras.
Hoy en día, en una sociedad cada vez más laica como la nuestra, la Semana Santa se asocia casi exclusivamente al periodo vacacional, donde las familias salen a pasar unos días fuera, lejos del bullicio , de la rutina diaria, y lejos también de la profundidad religiosa de décadas anteriores. La Semana Santa muestra la religiosidad más popular, destacando las procesiones como máxima expresión.
Todo el mundo coincide en que Jesús de Nazaret ha sido uno de los personajes históricos que más ha marcado nuestro mundo. Un verdadero revolucionario que, con el impulso de su palabra, se enfrentó a toda una estructura de poder que veneraba la fuerza, el dinero y el poder por encima de todo. Me atrevo a decir que, salvando las inevitables distancias, Jesús de Nazaret ha sido, junto a Mahoma, Adam Smith y Karl Marx, uno de las 4 personas de la historia que más huella han dejado en el mundo.
Ahora en Semana Santa se recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Desde aquí, y a pesar de mi distancia crítica con cualquier religión, quiero recordar que el ideario de Jesucristo nos recuerda los valores humanistas, el servicio a la colectividad, el sacrificio, la preocupación por los más débiles, la generosidad, entrega y capacidad de sufrimiento por los demás, en definitiva, el firme deseo de conseguir un mundo mejor.
La Semana Santa debe evocar a unos y a otros, a creyentes y no creyentes, el recuerdo de Jesucristo como el de una persona histórica y visionaria, idealista, convencida de su misión y de su destino. Una persona que con la fuerza de la palabra contribuyó, como pocos lo han hecho en este mundo, a activar las conciencias contra las injusticias, a pensar que es posible otro mundo mejor, que la voluntad de las personas, con la fuerza de la fe y el convencimiento de los principios, es capaz de mover el mundo.