dilluns, 31 d’agost del 2009

Sobre los regalos a cargos electos

Hace tiempo, cuando era profesor de instituto, me acuerdo que en alguna ocasión algún padre o madre de alumnos que había tenido, al final de curso, después de las notas finales, me obsequiaban con algún detalle. Cosas como un bolígrafo majo, una libreta de bolsillo o algo parecido. Detalles de valor material limitado pero alto simbolismo. Me acuerdo que, normalmente, eran familias modestas las que de aquella forma querían reconocer nuestra contribución a la educación de sus hijos. Y, desde luego, poco podían esperar a cambio, porque las notas ya estaban colgadas. Como alcalde también he recibido algunos detalles simbólicos que he aceptado de buen grado. Algún libro publicado por vecinos, recuerdos de todo tipo, merchandising de asociaciones, y cosas por el estilo. Creo que es educado no despreciar este tipo de regalos, siempre y cuando veamos bondad y buena voluntad en el gesto. Otra cosa son los asuntos turbios que traen cola, las dádivas interesadas a cambio de contraprestaciones. Es decir, otro tema son los trajes de Camps y los caros regalos que aceptaba Rita Barberá en el País Valencià.
Bajo mi opinión, los cargos electos debemos tener un tacto exquisito con estos temas, sobre todo y, por encima de cualquier cosa, porque somos personas públicas y estamos sujetos a un doble condicionante ético. La ética personal, por un lado, y la del cargo electo por otro. Tenemos que ser como la mujer del César, no sólo ser honestos, sino además aparentarlo, para alejar a los malintencionados que buscan tratos de favor. Parece ser que lo que hay tras la trama de corrupción Gürtel no son buenas intenciones o generosidad sin contraprestaciones.
Yo creo que en todos estos temas de los regalos, los cargos electos debemos aplicar un criterio de seguridad que evite interpretaciones erróneas por parte de cualquiera. Es decir, los regalos, por regla general, creo que deben aceptarse, pero no siempre, no todos y no de todos. Me explicaré. No siempre quiere decir que hay momentos que pueden ser oportunos para este tipo de presentes. Que el día de Reyes o el día de tu santo, o cumpleaños, te envíen algún detalle, es de agradecer, y creo que no debe rechazarse. Pero este tipo de detalles debe ser puntual, no la norma. No todo se refiere a que el límite de los reglaos debe ser el simbolismo del reconocimiento, pasar el umbral de regalos caros y personales debe ser rechazado. Es decir, puedo aceptar un bolígrafo el día de mi santo, pero no una moto acuática. Y no de todos quiere decir que determinados regalos de determinadas personas o instituciones pueden ocultar una doble intención. Cuando se sospecha de que hay unos intereses ocultos, lo que se debe hacer es comunicar a la asociación, la entidad o la persona que su regalo es aceptado con gusto y puesto a disposición de personas del municipio más necesitadas. Me refiero a asociaciones que luchan contra la pobreza o cosas por el estilo. Con ello no despreciamos el gesto, pero lo reconducimos hacia personas más necesitadas. En definitiva, los regalos a cargos electos: no siempre, no todos y no de todos. Camps, Rita Barberà y compañía deberán justificar ante el juez qué es lo que hay detrás de toda esa sombra de corruptelas que nuevamente salpica al PP.