Hace poco tuve el placer de visitar a un grupo de personas mayores de Montcada i Reixac que estaban realizando uno de los ocho viajes que este año organiza nuestro ayuntamiento para personas jubiladas de la ciudad. El encuentro que tuvimos fue muy grato. Nunca deja de sorprenderme el grado de cordialidad y proximidad de la gente mayor. De ellos hay mucho que aprender. La generación de personas que tienen entorno a los setenta años, los que nacieron en los años treinta y cuarenta del pasado siglo, es la que a veces he llamado generación bisagra. Sobre ellos recayó el peso y la responsabilidad de levantar el país en momentos económicos y políticos muy duros. Es una generación que forjó la construcción del país, que sentó sus pilares, que contribuyó como ninguna otra a que la puerta del desarrollo se abriese definitivamente en España, pero que, en cambio, no ha podido sino hasta hace bien poco, y no en todos lo casos, recoger las mieses del esfuerzo de toda una vida. Las estadísticas son muy claras: la pobreza castiga, particularmente, a las personas mayores, sobre todo a mujeres y viudas. Este colectivo, el de la mujeres mayores que dedicaron toda su vida al cuidado de la familia, ha sido el más ingratamente tratado por nuestra sociedad. Al llegar a la jubilación, los ingresos que reciben unos y otros no son siempre suficientes para un nivel de vida digno. Las administraciones tenemos un grado de responsabilidad en todo esto. Es preciso ir aumentando progresivamente las pensiones de jubilación y viudez e ir contribuyendo a que la presentación de determinados servicios a precios subvencionados contribuya a dignificar la vida de nuestros mayores. El Ayuntamiento de Montcada i Reixac lo ha entendido así desde hace tiempo y ofrece precios subvencionados para toda una serie de servicios municipales dirigidos a la gente mayor de la ciudad, como son los accesos a la piscina Montcada Aqua, inscripciones a cursos y talleres que se organizan des de el Ayuntamiento o, recientemente, el programa de viajes para la gente mayor de Montcada, sin dejar de mencionar la llamada tarjeta rosa de transporte.
Estoy muy satisfecho de la respuesta ciudadana que recibimos de la oferta de viajes para la gente mayor. Los propios beneficiados de este programa coinciden en que es una buena iniciativa y que contribuye muy positivamente al aumento de la autoestima de toda una generación que ha dedicado toda su vida a trabajar. Viajar es romper las rutinas, compartir experiencias, observar paisajes, conocer personas. Francamente, creo que es muy conveniente que nuestros mayores puedan romper esa rutina diaria y familiar, salgan y se diviertan compartiendo esos días de vacaciones.
Personalmente, más que políticamente, me duele mucho que ERC de Montcada i Reixac se oponga a la iniciativa del ayuntamiento de ofrecer viajes a nuestros mayores a precios reducidos. No acabo de comprender cómo un partido que se autodenomina de izquierdas puede oponerse a una medida como esta, que lo que pretende es contribuir al bienestar de las personas mayores de nuestra ciudad, sobre todo de aquellas con recursos limitados.
Todas las sociedades tienen una deuda con sus mayores, en el caso de España esa deuda es doble por la difícil situación económica y política a la que tuvieron que enfrentarse. Nuestro reconocimiento a ellos y ellas debe ser absoluto y sin fisuras. No hay duda que sin ellos ni ellas, nosotros no estaríamos aquí. Todos tenemos una deuda permanente con las generaciones que no han precedido. No lo olvidemos, reconozcámoslo y seamos agradecidos.