dimarts, 1 de març del 2011

La planificación estratégica no es una carta a los Reyes (y 2)

Decía en mi anterior reflexión que la planificación estratégica no es una lista de la compra, donde se incluyen todas las cosas que deseo tener, sino la visualización del escenario que, como colectivo, queremos encontrarnos de aquí a diez/quince años, e incluso más, y, sobre todo, que defina qué pasos tomar para llegar a él.
Quizá sea un tanto idealista pero soy de la opinión que la planificación estratégica no debe aprovecharse de los periodos electorales −porque la desacredita miserablemente−, para decir a la gente lo que se ha hecho, aunque no hayas participado en ello, o lo que vas a hacer, porque la gente puede acabar pensando que estás haciendo propaganda electoral y no te crea. Es, por lo tanto, una visión de largo plazo. Su marco temporal puede extenderse a décadas. Trasciende un determinado período de gobierno, lo que la define no como un plan de un gobierno determinado, sino un proyecto común de toda la comunidad para que pueda desarrollarse a lo largo de varios períodos de gobierno, con independencia del signo político de los mismos. En definitiva, es un proceso orientado a facilitar al gobierno de la ciudad, y sus instituciones privadas, la definición consensuada de metas y objetivos a medio y largo plazo, e involucra a los agentes sociales y económicos de la comunidad a lo largo de todo el proceso.
La planificación estratégica, claramente, es un producto colectivo, basado en la participación, en el diálogo y en la generosidad de muchas personas y colectivos que dedican su tiempo y sus energías en la mejora de la ciudad. Y, como tal, es de justicia reconocer ese esfuerzo y esas aportaciones.
Me decían las personas que citaba en la anterior reflexión que en ninguna parte del documento de esa supuesta actualización del Plan Estratégico de Montcada aparecen los protagonistas. Parece que el recurso al Photoshop, como hizo recientemente el diario As para borrar de la fotografía a jugadores del Barça que “molestaban” en el análisis de una jugada, es una práctica extendida más allá del ámbito deportivo. Me confesaban que era como si alguien quisiera presentar el proyecto deportivo de un equipo de fútbol, y en la fotografía sólo apareciese un campo vacío. Aunque se ven espectadores, y algunos periodistas, nadie más aparece, ni jugadores, ni equipo técnico o directivo, ni peñas, ni nada de nada. La mayoría de protagonistas e impulsores han desaparecido por arte de magia en todos los documentos y fotografías del Plan Estratégico. Me estoy refiriendo a todos los que han contribuido a su realización: regidores, tanto del gobierno como de oposición, miembros de la sociedad civil y de las asociaciones, personalidades, además de técnicos y profesionales que lo han dirigido. Da la sensación cómo si molestase reconocer la contribución que tanta buena gente ha hecho en el diseño de la ciudad que vivimos, y en la ciudad que soñamos. Nadie puede negar, aunque alguno intenten borrarlo de la memoria colectiva, la importante aportación que tanta gente ha realizado en la planificación estratégica de nuestra ciudad.
Como he dicho en alguna ocasión, lo que más cuesta ganar es la confianza de la gente. Ésta sólo se consigue con años de trabajo honesto y continuado, pero se pierde de forma inmediata cuando aparece la mínima sospecha de manipulación o de aprovechamiento táctico y electoral.
La planificación estratégica va más allá del ciclo político y se desarrolla al margen del interés político y electoral, porque se diseña pensando en la ciudad y en el futuro, no en las elecciones siguientes o en los intereses políticos, y menos personales.
Mi padrino me dijo que había dos tipos de personas: los que cardan la lana y los que se llevan la fama. Me recomendó que mirase de ser del primer grupo; había menos competencia”. Indira Gandhi, política india (1917-1984).